Aleph Suburbano **

Como todos los días abrí los ojos de manera indiscreta, la sensación era tal que parecía que mis parpados pesaban kilos y kilos, después de lograr despertar y tomar conciencia en si, comenzó el momento que se repite todo los días del infinito. Entendí que estaba en una cama, en una pieza, en un piso y en una casa, todo era más familiar y dispuse mi cuerpo a hacer sus rutinas diarias. Mi pierna se desplazo hacia el lado izquierdo de la cama, saque las sabanas y me propuse poner un pie delante del otro para desplazarme al baño, me lave la cara, y después atendí el llamado rotundo que realizo mi estomago dirigiéndome a la cocina.


El piso estaba helado como todas las mañanas; trate de estirar mi pijama para no tocar la baldosa y no congelarme antes de que pudiera hervir el agua. Té de jazmín, dos cucharadas de azúcar, unos cinco remolinos con el espejo invertido y estaba listo. Tosté pan, me gusta quemarlo un poquito por que me encanta rasparle lo negro con un cuchillo de serrucho, me fascina como suena y además dejo el lava platos negro, es como una guerra de hormigas al despertar.


Como toda las mañana no tenía muy claro mi acontecer, no sabía muy bien lo que me depararía el día, ni de que manera lo afrontaría, el devenir era la duda eterna en realidad, pero paso algo particular que no correspondía a toda mis mañanas, paso algo que estaba punto de quebrar mis despertar común, estaba apunto de corromper mi rutina encandilada. Es entonces cuando sentí y tuve esa noción. Entonces descubrí ese lugar que siempre había estado ahí y yo sin verlo, el techo de mi casa, es que en cielo estaba todo.


Me di cuenta que en ese cielo estaba todo, ese techo que parecía un lugar tan común, albergaba toda mis posibilidades , albergaba un espacio, era un lugar que no había visto nunca en mi vida, pero al estar ahí supe siempre que era mío, era mi momento y que me estuvo esperando largos años. Mi espacio tenía toda las posibilidades del tiempo y estaba a mi disposición, ahí, yo tenía mi paralelidad del mundo. Albergaba la lluvia, el sol, las nubes, el viento y el atardecer.


Nadie pensaba que estaba ahí, era mi lugar, era mi espacio, era como si eternamente hubiera estado esperando mi presencia. Me di cuenta que estaba en presencia de mi propio Aleph suburbano, era mi espacio paralelo y distinto a la construcción de la otra realidad, era mi espacio distinto a la realidad de los otros, del mundo de los demás, pero ahí estaba yo, en mi Aleph personal, paralelo, ahí estaba yo, en mi techo, ahí estaba yo en mi espacio, ahí estaba yo en mi lugar, en mi mente, en mi Mundo.





** Como pueden percatarse, el Aleph es una idea sustraida notoriamente del libro que lleva el mismo nombre del gran Jorge Luis Borges. La idea que se plantea en aquel cuento a cerca del aleph, es la misma que se utiliza acá, que sería algo como asi:

[Aleph] Lugar en donde confluyen todo los puntos del Universo.